Profesionalizar una empresa familiar es lograr que esta funcione como si no fuera familiar. Eso sí, respetando siempre los valores de los fundadores y de la familia en su conjunto.
Consiste en hacerse las siguientes preguntas:
¿Si esta empresa no fuese familiar los actuales socios que están como administradores o en el Consejo de Administración estarían de no ser de la familia?
Es decir, tienen experiencia empresarial, tienen visión estratégica, madurez, profesionalidad, integridad, etc...
¿Si esta empresa no fuese familiar los actuales miembros del Comité de Dirección serían los mismos?
Es decir, tienen integridad, proactividad, energía, vitalidad, inteligencia, formación suficiente, experiencia, etc...
La ventaja de los miembros de la familia es que debieran compartir los valores de los fundadores y de la familia porque los han "mamado" y debieran de tener un mayor compromiso precisamente por la presencia del sentimiento de propiedad.
En consecuencia, profesionalizar una empresa familiar no implica necesariamente fichar un Gerente profesional ajeno a la familia.
Si dentro de los valores está que el Presidente, Consejero Delegado y Director General sean de la familia seguramente será así mientras la empresa logre buenos resultados, o no se ponga en riesgo su continuidad.
Por qué de ser así, los valores, es decir, lo que es importante para la familia, podrían y deberían de cambiar.
El protocolo familiar es la herramienta básica para empezar a profesionalizar una pyme familiar, y el acuerdo de socios, o protocolo multifamiliar, es la herramienta básica para profesionalizar las empresas dónde hay más de una familia.
Las empresas centenarias señalan como clave fundamental de haber logrado durar varias generaciones el anteponer siempre los intereses de la empresa a los de la familia. Por que además, la experiencia demuestra que al final es lo mejor para la familia.
La familia debe de estar a servicio de la empresa familiar, y no la empresa familiar al servicio de la familia.
