Con bastante frecuencia nos encontramos con empresas que sufren innumerables conflictos por no haber realizado en su día un acerdo de socios.

Un acuerdo de socios para una empresa es como la constitución para un país. 

Podemos estar en una ciudad sin normas de circulación y sin el cinturón de seguridad puesto, o estar con normas de circulación y con el cinturón de seguridad puesto. Lógicamente dónde tenemos menos posibilidades de sufrir un accidente y salir mal parado es si no hay normas de tráfico y no llevamos el cinturón de seguridad puesto.

El no haber acordado con anterioridad temas como los siguientes:
  1. Un criterio de valoración para la compraventa entre socios.
  2. ¿Las parejas de socios e hijos podrán trabjar en la empresa? En caso de que sí, bajo qué criterios y cómo se tomaría la decisión.
  3. Política de dividendos mínimos y máximos.
  4. Política salarial.
  5. Claúsulas de arrastre y acompañamiento.
  6. Estrategias legales para evitar que parejas de socios fallecidos con hijos menores de edad pasen a tener control sobre parte de la sociedad.
Y un largo etc......

La falta de previsión provoca conflictos, luchas internas, y desvío de recursos hacia cuestiones nada productivas.

Cuando se empieza y hay una relación de amistad, o de colegas de profesión, es el momento de llegar a acuerdos y no esperar a que haya conflictos.

La civilización existe cuando hay normas. Cuando no hay normas, o no se hacen respetar, la convivencia se convierte en un caos.

Es una pena que empresas rentables se vayan al traste por conflictos societarios que se podrían haber evitado fácilmente.

La planificación no es adivinar el futuro, sino pensar en las consecuencias en el día de mañana de lo que estamos haciendo a día de hoy.

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